En la mezcla perfecta no debe faltar un actor o una actriz extranjera, la mayoría sacadas de telenovelas latinoamericanas, que amplifique los horizontes más allá de la frontera y que logre así la venta de sus productos en el exterior

Hoy es Ana María Orozco en Somos Familia.

A la actriz cololmbiana la conocimos como Betty la fea (2000) en las tardes de Telefe, para 12 años después verla volver como la protagonista de Mi problema con las mujeres junto a Mariano Martínez y este año encabezar con Gustavo Bermúdez Somos familia, la nueva ficción de Quique Estevanéz para el canal. Pero el de ella no es un caso aislado, Gianella Neyra tuvo su lugar en 2001 en Yago, pasión morena junto a Facundo Arana -emitida luego en ocho países-, mismo año en que el cantante Chayanne protagonizó Provócame en la misma pantalla. Grecia Colmenares fue otra de las que se sumó a esta costumbre del canal siendo parte de Chiquititas, cumpliendo el mismo rol que hoy cumple Orozco, darle el “toque internacional” a las ficciones de Telefe.

A la hora de proyectar sus ficciones, los productores del canal no sólo deben pensar en el rendimiento local, ya desde el principio tiene que tener una sintonía global que asegure la apertura a otros mercados. Y para ello, es una señal importante que uno de los protagonistas no sea local y que con su español neutro logre despegar un poco el producto de la argentinidad extrema. La es inversamente proporcional a la de su principal competidor a nivel ficciones, Pol-ka, que elige historias hechas con elencos completamente nacionales, que hablen como en casa y que así den más chance al éxito en el mercado local.

Hoy Ana María Orozco, como antes Neyra o Colmenares, e incluso Catherine Fulop, vendrían a ser el gancho, esa cara conocida afuera, a nivel latinoamericano, que podría abrirle la puerta a insertar el formato en nuevos mercados. Un estrategia con la que el canal sale jugar desde hace varios años y que lo convirtió en el principal exportador de ficciones del país.

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